Me gustó mucho
este titular de “El Progreso”, pues resume perfectamente la filosofía de ciudad
ideal  por la que llevamos  trabajando un grupo de personas desde hace
mucho tiempo. Año tras año hemos ido viendo la transformación de la ciudad,
constatando  como todo ese  trabajo de lucha o concienciación que
nosotros desarrollamos fue teniendo sus frutos. Hemos asistido a la
metamorfosis de la vieja “Lucus Augusti” que, poco a poco, ha pasado  de ser una ciudad tremendamente  hostil para los que nos movemos sobre ruedas,  a convertirse  en aquella urbe que añorábamos y soñábamos,
porque sinceramente  pensar que
llegaríamos a la situación actual era un sueño, un sueño que en aquel momento
podría considerarse incluso muy utópico. Eso no quiere decir que este todo el
pescado vendido, ¡¡claro que no!! 
Todavía quedan barreras que eliminar y rampas que mejorar, pero  los mimbres de ese sueño están  sólidamente asentados,  el camino a seguir muy bien trazado y lo que
es más importante ..Ya no hay marcha atrás.
El Circulo de
las Artes es uno de los edificios emblemáticos que tiene Lugo, no sólo por sus
características arquitectónicas, si no porque a lo largo de sus 116 años de
historia ha sido uno de los principales baluartes de la vida cultural y social
de la ciudad.  Su accesibilidad era
una  vieja  demanda, no sólo de  sus socios, muchos de ellos mayores,  si no de todas las personas con movilidad
reducida de la ciudad. Al final su resolución se demoro más de lo previsto por
cuestiones arqueológicas pero ya lleva unos meses libre de barreras.
Nada mejor que
una Gala con actuaciones musicales para celebrarlo, por cierto,  muy bien organizada por mis compañeras de
Auxilia y con bastante asistencia de público.
 Yo reconozco que cuando entré me sentí 
completamente desubicado, subiendo y bajando por el ascensor sin saber
muy bien donde parar. Cuando al fin acertamos con el piso correcto,  y mira que sólo hay cuatro, no tenía claro
porque puerta adentrarme para llegar  al
Salón Regio.  Guió mis pasos el sonido de
unas voces que provenían  del fondo de un
pasillo, eran las de los organizadores ultimando todos los preparativos.
Y cuando
llegue, expectante,  al Salón Regio  recorrí 
con mi vista todo la estancia, escudriñe todos y cada uno de sus
rincones y  la confusión que había tenido
hasta llegar allí desapareció. Por unos instantes mi mente viajo 25 años
atrás  visualizando, con una mirada mucho
más joven  ese salón  lleno de gente bailando y riendo, de
corrillos de amigos  abrazándose tirándose
confeti y  recibiendo  un año nuevo que seguramente pensaban que
sería el mejor de sus vidas. 
Vi
muchas  caras conocidas agazapadas, entre
las mesas tras las columnatas laterales  guiñándome
complicemente un ojo mientras alzaban su copa hacia mí  una víspera de Reyes o tal vez de San Froilán.
Al volver la mirada hacia la  entrada principal
me tope con un singular desfile de mascaras y disfraces  entrando al compas de ritmos caribeños en la
sala. Me vi yo entre ellos con indumentaria indefinida,  mientras la gente nos abría un amplio pasillo
en una noche  mágica como tantas otras
noches de aquellos abarrotados Martes de carnaval  o Jueves de Comadres que han visto  esas paredes. 
Si,  el Circulo
de las Artes forma parte de la vida de muchos lucenses…….de la mía también.
Quili





 
Bien Quili!!! A ver si algún día voy pero a tocar ahí!!!
ResponderEliminarAhora en serio Quili, un orgullo para los lucenses y para todos los compañeros rodantes.
Muchas gracias por tu trabajo.
Gracias amigo...tengo ganas de veros. Un abrazo
ResponderEliminarLa verdad es que me gustaría seguirte más asiduamente pero apenas llego a todo. Me gusta las cosas que cuentas y cómo lo cuentas. No dejes de ampliar nuestro horizonte del conocimiento. Un abrazo, MªÁngeles
ResponderEliminarGracias Mariangeles. A ver si este año soy un poco más constante con el blog
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