jueves, 20 de febrero de 2014

El último viaje de Don Antonio


El día 22 de Febrero de 1939 moría en Collioure, en el exilio francés Don Antonio Machado, uno de los poetas más grandes que ha dado  este país. Moría triste y  cansado de ver como los españoles nos habíamos estado matando durante aquellos últimos tres años de guerra.

 

Machado era una gran persona, “en el buen sentido de la palabra bueno”, algo desaliñado, tranquilo, honesto y muy humilde. Sin ningún arraigo por nada material, su mundo cabía en su maleta,  ligero de equipaje caminó por la vida hasta sus últimos días

Siempre que he tenido la oportunidad de visitar lugares por donde paso este hombre, lo hecho. Estuve a las puertas del Palacio de Dueñas en Sevilla, donde nació, pensando que podría entrar, pero claro no recordaba yo en aquel momento que esa era actualmente la residencia de la duquesa de Alba, así me quede sin entrar y a menos que un día doña Cayetana me invite a tomar un chocolate, lamentablemente, creo que así seguirá siendo

Mayor suerte tuve en Baeza donde pude entrar gracias a una persona que se empeñó en ayudarme a salvar el pedazo de escalón que es necesario pasar para entrar en su antiguo instituto, hoy sede de la Universidad Internacional de Andalucía, y visitar el aula donde impartió sus clases de francés. Dicen que era un buen profesor, así lo atestiguan sus alumnos, lo que si es cierto es que nunca suspendió nadie y eso no significa que sus clases fueran una maría, sino que su método pedagógico seguía las pautas de la Institución libre de Enseñanza, en la que se había formado y con la que seguía colaborando.
Machado no quería irse de España, se negaba a tomar el camino del exilio. El no tenía miedo y se sentía enfermo y cansado. Finalmente el grupo de intelectuales republicanos que le acompañaría en el viaje logró convencerle, aunque el tomó la decisión por su madre de 89 años que estaba enferma y que posiblemente estaría mejor al otro lado de la frontera, porque él no sabía cómo podían actuar contra ellos las autoridades franquistas.
Varias  ambulancias los recogieron en Barcelona e iniciaron el viaje hacía Francia. Además de Antonio también viajaban su hermano José con su mujer y dos hijas, Doña Ana Ruíz, la madre y como comente antes varios intelectuales republicanos. De Barcelona se trasladaron a un masía del pueblo de Raset en la provincia de Girona donde descansaron 4 días hasta que el día 26 de Enero de 1939 llegó la noticia de la caída de Barcelona. Esa fue la última noche que Machado pasó en España, lo hizo en Viladasens en la masía Mas Faixat donde una placa hoy recuerda su paso. En algún lugar he leído que Don Antonio quiso dejarle su maletín en custodia a la encargada de la masía pero esta, temerosa de posibles represalias de los vencedores, no quiso hacerse cargo de el. En ese maletín dicen que llevaba sus papeles más valiosos y se perdió durante el viaje.
Decidieron salir de España por la frontera de Porbou. Aquello era un caos, de gente caminando, tirando de sus enseres entre una interminable fila de coches y camiones que apenas lograban avanzar. Se estima que en aquellos días cruzaron la frontera por allí unas 150.000 personas. La carretera al final se colapso impidiendo que las ambulancias pudiesen seguir adelante. Tuvieron que bajarse y continuar a pie.
 
El pueblo de Porbou está  escondido entre montañas y bordea una ensenada donde en su origen los marineros se refugiaban de las violentas tramontanas. Para llegar a la frontera la comitiva tenía que subir la montaña, pasando el Alto de Belitres se encontrarían en Francia. Hacía frio y empezó a llover con fuerza lo que contribuyó a hacer todavía más dura la subida a este último puerto pirenaico. Triste y renqueante grupo de viajeros, camino del exilio francés.
 
 
 
 
Yo recuerdo que al recorrer esa estrecha carretera me impresionaron las fuertes pendientes y las sinuosas curvas del trazado que bordea los acantilados de la Costa Brava y reconozco que en más de una curva y más de cuatro, cuando nos aparecía de frente algún camión que venía de Francia, mi nivel de acojone subía tanto como la montaña. Eso sí las vistas son impresionantes.
Una vez en Francia llegaron al pueblo de Cerbere donde el jefe de la estación de tren les permitió dormir esa noche fría y lluviosa en un vagón vacio. Al día siguiente decidieron seguir viaje hasta Collioure en Ferrocarril.
El 29 de Enero llegaron a Collioure. Llegaban desfallecidos y helados de frío en medio de un día de lluvia. El último trayecto fue de la estación a la pensión donde se hospedarían. El escritor Corpus Barga que se había unido a la comitiva en el paso fronterizo tuvo que llevar en sus brazos a una agotada y delirante Doña Ana.
 

En el hotel donde se alojaría Don Antonio los 26 días que le quedaban de vida fueron recibidos por Madame Quintana, su propietaria que además simpatizaba con la causa republicana. Una persona que se volcó totalmente con la familia Machado. Por los testimonios que nos han llegado sabemos que su situación económica era muy difícil, sirva como ejemplo el hecho de que  se tenían que turnar su hermano José y él para bajar a comer, ya que sólo tenían una camisa cada uno, y el día que la lavaban debían esperar a que subiera el otro e intercambiársela.  
 

Unos días antes de morir, Machado le entregó una pequeña caja de madera, similar a un joyero a Madame Quintana, contenía tierra española para echar sobre su tumba el día que lo enterraran.

Estuvo dos días agonizando, mientras en la otra cama de la habitación su madre estaba en estado de coma. Finalmente el 22 de Febrero a las tres y medía de la tarde murió. Su madre lo haría tres días más tarde.
 
 

El hotel Quintana empezó a llenarse de españoles que estando en localidades próximas quisieron velar su cadáver y llevarlo hasta el cementerio, donde una amiga de la dueña del hotel le había cedido un nicho vacio. Su ataúd envuelto en una bandera republicana que Madame Quintana había cosido durante la noche sería llevado a hombros de excombatientes españoles hasta el cercano cementerio.

Días más tarde su hermano José encontró en los bolsillos de su viajo gabán un papel con un único verso escrito, su último verso:

Estos días azules y este sol de la infancia”
 
 

 
Cuando nosotros llegamos a Colliure nos encontramos un pueblo precioso lleno de turistas, muy mediterráneo, con calles llenas de terrazas y vida. Nada más meternos en el centro del pueblo ya vimos  el hotel y el cementerio, lo que nos lleva a darnos cuenta de lo pequeño que debía ser el pueblo en 1939. Me llamo especialmente la atención de que el hotel estaba prácticamente al lado del cementerio.
Machado y su madre están enterrados en una tumba costeada por subscripción popular entre los exiliados españoles y el traslado de los restos a las hasta hora última morada se llevó a cabo en 1958.
 
Sobre la tumba durante mucho tiempo hubo una bandera de la república pero cuando fui yo no estaba. Lo que si hay siempre sobre la lápida son flores además de versos, mensajes, pensamientos de muchas de las personas que se acercan a visitarla de todos los lugares del mundo, lo que hace que allí podamos sentir realmente la universalidad del poeta. Cuando nosotros fuimos era una tarde de mediados de Septiembre y por allí vimos pasar un continuo goteo de gente y luego un autocar de turistas que no sé de donde serían, pero españoles no.
Para mí fue importante y emocionante  ir hasta allí y ahora en el 75 aniversario de su fallecimiento sirvan estas líneas como particular homenaje a su memoria.
 

Quili
 
 

2 comentarios:

  1. Me ha encantado este homenaje, Quili. He releído una y otra vez los poemas de Machado así como escuchado versionadas por Juan Manuel Serrat. Leeré despacio la crónica. Me ha parecido precioso Colliure.

    ResponderEliminar
  2. Gracias.Collioure es un pueblo muy bonito, a el iban muchos pintores a plasmar sus calles yvpaisajes antes de la II Guerra Mundial

    ResponderEliminar