El día 22 de Febrero de 1939 moría
en Collioure, en el exilio francés Don Antonio Machado, uno de los poetas más
grandes que ha dado este país. Moría
triste y cansado de ver como los
españoles nos habíamos estado matando durante aquellos últimos tres años de
guerra.
Machado era una gran persona, “en
el buen sentido de la palabra bueno”, algo desaliñado, tranquilo, honesto y muy
humilde. Sin ningún arraigo por nada material, su mundo cabía en su maleta, ligero de equipaje caminó por la vida hasta sus últimos días
Siempre que he tenido la
oportunidad de visitar lugares por donde paso este hombre, lo hecho. Estuve a
las puertas del Palacio de Dueñas en Sevilla, donde nació, pensando que podría
entrar, pero claro no recordaba yo en aquel momento que esa era actualmente la
residencia de la duquesa de Alba, así me quede sin entrar y a menos que un día
doña Cayetana me invite a tomar un chocolate, lamentablemente, creo que así
seguirá siendo
Mayor suerte tuve en Baeza donde pude
entrar gracias a una persona que se empeñó en ayudarme a salvar el pedazo de
escalón que es necesario pasar para entrar en su antiguo instituto, hoy sede de
la Universidad Internacional de Andalucía, y visitar el aula donde impartió sus
clases de francés. Dicen que era un buen profesor, así lo atestiguan sus
alumnos, lo que si es cierto es que nunca suspendió nadie y eso no significa
que sus clases fueran una maría, sino que su método pedagógico seguía las
pautas de la Institución libre de Enseñanza, en la que se había formado y con
la que seguía colaborando.
Machado no quería irse de España,
se negaba a tomar el camino del exilio. El no tenía miedo y se sentía enfermo y
cansado. Finalmente el grupo de intelectuales republicanos que le acompañaría
en el viaje logró convencerle, aunque el tomó la decisión por su madre de 89
años que estaba enferma y que posiblemente estaría mejor al otro lado de la
frontera, porque él no sabía cómo podían actuar contra ellos las autoridades
franquistas.
Varias ambulancias los recogieron en Barcelona e
iniciaron el viaje hacía Francia. Además de Antonio también viajaban su
hermano José con su mujer y dos hijas, Doña Ana Ruíz, la madre y como comente
antes varios intelectuales republicanos. De Barcelona se trasladaron a un masía
del pueblo de Raset en la provincia de Girona donde descansaron 4 días hasta
que el día 26 de Enero de 1939 llegó la noticia de la caída de Barcelona. Esa
fue la última noche que Machado pasó en España, lo hizo en Viladasens en la masía
Mas Faixat donde una placa hoy recuerda su paso. En algún lugar he leído que
Don Antonio quiso dejarle su maletín en custodia a la encargada de la masía
pero esta, temerosa de posibles represalias de los vencedores, no quiso hacerse
cargo de el. En ese maletín dicen que llevaba sus papeles más valiosos y se
perdió durante el viaje.
Decidieron salir de España por la
frontera de Porbou. Aquello era un caos, de gente caminando, tirando de sus
enseres entre una interminable fila de coches y camiones que apenas lograban
avanzar. Se estima que en aquellos días cruzaron la frontera por allí unas
150.000 personas. La carretera al final se colapso impidiendo que las
ambulancias pudiesen seguir adelante. Tuvieron que bajarse y continuar a pie.
El pueblo de Porbou está escondido entre montañas y bordea una
ensenada donde en su origen los marineros se refugiaban de las violentas
tramontanas. Para llegar a la frontera la comitiva tenía que subir la montaña,
pasando el Alto de Belitres se encontrarían en Francia. Hacía frio y empezó a
llover con fuerza lo que contribuyó a hacer todavía más dura la subida a este
último puerto pirenaico. Triste y renqueante grupo de viajeros, camino del
exilio francés.
Yo recuerdo que al recorrer esa estrecha
carretera me impresionaron las fuertes pendientes y las sinuosas curvas del trazado que bordea
los acantilados de la Costa Brava y reconozco que en más de una curva y más de
cuatro, cuando nos aparecía de frente algún camión que venía de Francia,
mi nivel de acojone subía tanto como la montaña. Eso sí las vistas son
impresionantes.
Una vez en Francia llegaron al
pueblo de Cerbere donde el jefe de la estación de tren les permitió dormir esa
noche fría y lluviosa en un vagón vacio. Al día siguiente decidieron seguir
viaje hasta Collioure en Ferrocarril.
El 29 de Enero llegaron a Collioure.
Llegaban desfallecidos y helados de frío en medio de un día de lluvia. El
último trayecto fue de la estación a la pensión donde se hospedarían. El
escritor Corpus Barga que se había unido a la comitiva en el paso fronterizo
tuvo que llevar en sus brazos a una agotada y delirante Doña Ana.
En el hotel donde se alojaría Don
Antonio los 26 días que le quedaban de vida fueron recibidos por Madame
Quintana, su propietaria que además simpatizaba con la causa republicana. Una
persona que se volcó totalmente con la familia Machado. Por los testimonios que
nos han llegado sabemos que su situación económica era muy difícil, sirva como
ejemplo el hecho de que se tenían que
turnar su hermano José y él para bajar a comer, ya que sólo tenían una camisa
cada uno, y el día que la lavaban debían esperar a que subiera el otro e
intercambiársela.
Unos días antes de morir, Machado
le entregó una pequeña caja de madera, similar a un joyero a Madame Quintana,
contenía tierra española para echar sobre su tumba el día que lo enterraran.
Estuvo dos días agonizando,
mientras en la otra cama de la habitación su madre estaba en estado de coma.
Finalmente el 22 de Febrero a las tres y medía de la tarde murió. Su madre lo
haría tres días más tarde.
El hotel Quintana empezó a
llenarse de españoles que estando en localidades próximas quisieron velar su
cadáver y llevarlo hasta el cementerio, donde una amiga de la dueña del hotel
le había cedido un nicho vacio. Su ataúd envuelto en una bandera republicana
que Madame Quintana había cosido durante la noche sería llevado a hombros de
excombatientes españoles hasta el cercano cementerio.
Días más tarde su hermano José
encontró en los bolsillos de su viajo gabán un papel con un único verso
escrito, su último verso:
“Estos días
azules y este sol de la infancia”
Cuando nosotros llegamos a
Colliure nos encontramos un pueblo precioso lleno de turistas, muy
mediterráneo, con calles llenas de terrazas y vida. Nada más meternos en el centro
del pueblo ya vimos el hotel y el
cementerio, lo que nos lleva a darnos cuenta de lo pequeño que debía ser el
pueblo en 1939. Me llamo especialmente la atención de que el hotel estaba
prácticamente al lado del cementerio.
Machado y su madre están
enterrados en una tumba costeada por subscripción popular entre los exiliados
españoles y el traslado de los restos a las hasta hora última morada se llevó a
cabo en 1958.
Sobre la tumba durante mucho
tiempo hubo una bandera de la república pero cuando fui yo no estaba. Lo que si
hay siempre sobre la lápida son flores además de versos, mensajes, pensamientos
de muchas de las personas que se acercan a visitarla de todos los lugares del
mundo, lo que hace que allí podamos sentir realmente la universalidad del
poeta. Cuando nosotros fuimos era una tarde de mediados de Septiembre y por
allí vimos pasar un continuo goteo de gente y luego un autocar de turistas que
no sé de donde serían, pero españoles no.
Para mí fue importante y
emocionante ir hasta allí y ahora en el
75 aniversario de su fallecimiento sirvan estas líneas como particular homenaje
a su memoria.
Quili
Me ha encantado este homenaje, Quili. He releído una y otra vez los poemas de Machado así como escuchado versionadas por Juan Manuel Serrat. Leeré despacio la crónica. Me ha parecido precioso Colliure.
ResponderEliminarGracias.Collioure es un pueblo muy bonito, a el iban muchos pintores a plasmar sus calles yvpaisajes antes de la II Guerra Mundial
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