miércoles, 3 de diciembre de 2014

Futuro recortado

Este artículo fue publicado por el diario "el Progreso de Lugo" hoy 3 de Diciembre, día internacional de la discapacidad.



Cuando tienes una discapacidad, sobre todo si esta es severa, necesitas generar ilusiones y marcarte las metas y  los objetivos  que se deben superar para  poder  llegar a desarrollar  el proyecto de vida  que cada uno ha elegido, de la manera más plena y digna posible. Sin embargo estos planteamientos pueden llegar a considerarse utópicos en el momento social que estamos viviendo, y eso ocurre cuando  constatamos que el optimismo que teníamos hace algunos años respecto a  un futuro mejor se ha ido difuminando poco a poco, como si el manto de una  espesas niebla se tragara mes a mes todas aquellas  luces en las que habíamos depositado nuestras esperanzas.

 ¿Que futuro podemos esperar  las personas discapacitadas dependientes si seguimos asistiendo a la desmantelación encubierta de un sistema,  que fue creado precisamente para mejorar nuestra calidad de vida?.  Mientras contemplamos como  nuestros políticos hacen encajes de bolillos con los datos estadísticos de los dependientes,  con el fin de presentarnos un despliegue de servicios  prestados que ni ellos  mismos se creen,  la diaria realidad se impone por la base del la estructura,  donde  los órganos de valoración de la dependencia  con sus técnicos ejerciendo de  Merlines del siglo XXI , siguen utilizando criterios ciertamente enigmáticos en sus dictámenes,  presuponiendo variopintas capacidades atléticas o habilidosas a muchos de los solicitantes, lo que redunda en una valoración final de su dependencia  bastante más baja de la real con el  consecuente menor gasto a desembolsar  por la administración  y ahorro para el sistema.

 Es muy importante  haber tenido una justa valoración para poder optar a la asistencia personal.  Esta figura es fundamental si queremos desarrollar ese proyecto de vida plena  y normalizada que todos deseamos.  Su función va mucho  lejos que la mera asistencia a domicilio.  Se trata de tener al  lado a una persona que nos apoye en  todas las actividades de la vida diaria, desde ayudarnos a poner una chaqueta hasta realizar gestiones administrativas con nosotros. La presencia de este asistente facilitaría nuestra  autonomía  así como la permanecía en el propio domicilio o entorno elegido.

Actualmente se benefician principalmente de esta prestación  las personas  dependientes  que están estudiando o trabajando, y las excepciones que pueda haber están supeditas al copago correspondiente.  Son pocos los discapacitados que una vez acabada la enseñanza obligatoria continúan sus estudios pero son muchísimos menos los  pueden presumir de tener un empleo estable,  puesto que somos un colectivo  con una tasa de paro superior al 60 % .

Teniendo como problemas de base la casi nula accesibilidad a muchas empresas  y  las dificultades en la utilización del transporte público adaptado, el trabajo que existe se define además por su precariedad y escasa duración  lo que hace muy difícil poder cumplir con los requisitos que pide la Conselleria de Bienestar para optar a la asistencia personal. Por otro lado estamos hablando de personas  que tienen ingresos mínimos, con pensiones no contributivas,  viviendo en unidades familiares que en muchos casos rozan el umbral de la pobreza y que no pueden soportar más esfuerzos económicos.  Todo eso explica que a mitad de este año sólo hubiera alrededor de 85 asistentes personales para toda Galicia.

Necesitamos que la figura del asistente personal  se potencie y se asiente entre nosotros, pero no limitándolo tal y como se está haciendo ahora,  porque la vida, obviamente, también  se desarrolla más allá de los ámbitos académicos o laborales. Esta prestación puede hacernos recuperar derechos actualmente perdidos y convertirse en la piedra angular sobre la que realizar nuestro proyecto vital.  Al mismo tiempo se debe caminar a la plena autogestión del servicio  por la persona discapacitada, sin tener que recurrir a organizaciones intermediarias.

Pero para todo esto se necesita que las administraciones  prioricen el gasto social poniendo punto y final a esa ciclogénesis de recortes que tanto nos ha machacado estos últimos años.  Financiación  que también se necesita para seguir eliminando barreras arquitectónicas, algo esencial para poder desenvolvernos libremente  y estar activos  en la sociedad. No debemos  pensar que ya podemos echarnos a dormir el sueño de los justos por que todo está hecho. Se ha avanzado muchísimo, nuestra ciudad es un ejemplo de ello, pero está claro que   todavía queda bastante trabajo por realizar.

Aquilino González

 

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. es difícil transmitir a los nuevos lesionados un mensaje rehabilitador y positivo sin tener los respaldos fundamentales. La felicidad y el bienestar deberían de ser universales.

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  2. así es Mariangeles, es tremendamente difícil hacerle frente a la vida sintiendo esa desidia que percibimos de los que deberían ayudarnos. Me duele muchísimo la caradura de muchos de los que valoran la dependencia, es un solemne insulto a nuestra inteligencia

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