Actualmente cualquier
organización o entidad que pretenda realizar muchas de sus actividades necesita de gente que de forma voluntaria les
eche una mano de la manera que puedan y según el tiempo que dispongan. El campo
es amplio, Se puede colaborar desde un comedor social hasta acompañar a una
persona mayor al médico. En estos jodidos tiempos que nos ha tocado vivir en los que hay tanta necesidad de tantas
cosas, ese tipo de apoyos es fundamental.
Y os aseguro que la gran mayoría de las veces la experiencia es
enriquecedora, tanto para los
voluntarios como para las personas con las que colaboran.
Yo siempre recuerdo la primera
vez que necesité un” voluntario”. Estaba en mi último año de universidad y
necesitaba hacer un trabajo “Fin de carrera”, una especie de pequeña tesis que
conllevaba una parcela de investigación. En aquella época, a mitad de los años
90, ni la ciudad ni yo teníamos nada que
ver con el presente. Lugo estaba lleno de barreras y aventurarse por las pocas
aceras que tenían algún tipo de rebaje era poco menos que emular a Indiana
Jones en alguna recóndita selva. Porque en definitiva enfrentarse a un entorno
inaccesible es como moverse por una inhóspita jungla. Y por su puesto en aquel
momento la figura del asistente personal era una utopía
Como digo tampoco yo era la misma
persona, no tenía la fortaleza moral que tengo ahora y físicamente también estaba
chungo el tema, porque aunque aparentemente estaba fuerte, tenía unos espasmos
muy violentos que me tiraban de la silla y me hacían vivir en un permanente
estado de alerta y miedo. Además, tampoco me movía en una silla eléctrica por
un absurdo recelo de ella (nada importante…movidas propias de cojos cabezones).
Pero había que hacer el trabajo o
me quedaría a las puertas de la licenciatura y por eso tampoco estaba dispuesto
a pasar después de años de lidiar con latines y troyanos. El primer paso era
visitar la hemeroteca de la biblioteca provincial, pero necesitaba a alguien
que me llevase hasta allí y durante varios días me echara un cable.
Se lo comenté a la trabajadora
social de mi centro de salud y un buen día sonó el teléfono y al descolgarlo
encontré a la persona que me iba a echar ese cable. Quedamos para el día
siguiente.
Fuimos a la biblioteca en taxi
porque como digo la ciudad era complicada y mis espasmos harían el trayecto
espantoso, al tener que subir y bajar aceras de 15 cm. Una vez allí nos metimos
en faena. En la hemeroteca, el me acercaba y colocaba (pues yo no los podía
mover con facilidad) gruesos y pesados volúmenes de prensa de 1921 y yo para
aprovechar el tiempo recuerdo que en vez de tomar notas, dictaba a una grabadora que guardaba los
valiosos datos que posteriormente yo transcribiría a papel. Y todo iba sobre
ruedas…nunca mejor dicho.
Llego la hora de irnos y…el
ascensor para subir (estábamos en un sótano) no iba, ¡¡¡se había jodido el puto
ascensor!!!, y lo peor de todo es que aquello no se iba arreglar al menos hasta
el día siguiente.
Bueno ¿y ahora qué hacemos?
Pregunté, viéndome ya rescatado por un reten de bomberos. Hay una puerta
lateral que da a la rampa de acceso al
garaje, me respondió el segurata que rápido se fue a los pisos superiores desde donde
le estaban llamando. Sobra decir que esa buena noticia me hizo respirar con
alivio, la bocanada de aire que en ese momento tomé fue una de las más generosas
de toda la tarde.
Ya se sabe que la dicha dura poco
en la casa del pobre. Nos fuimos hacía la puerta indicada y al abrirla yo creo
que hasta la tierra tembló bajo mis pies al sentir como un latigazo eléctrico,
que provocado por el miedo recorría todas mis terminaciones nerviosas. Ante mi
se abría bajo un buen escalón una estrecha acera sobre una rampa larga y muy
pendiente que en ese momento la vi como si fuera un camino que debía llegar
hasta el inframundo del que tanto habla Iker Jiménez.
Recuerdo como el chico fue
calmando mi ansiedad y el cuidado (con mucho esfuerzo por su parte) con que me
bajo a la acera y de allí a la rampa, dándome la seguridad que yo necesitaba
para evitar sentir que acabaría con mis huesos y mi silla contra el portalón
del garaje.
Gracias a ese chico yo pude
realizar mi trabajo y consecuentemente con ello poder acabar mi carrera. Por
eso os transmito mi experiencia para que podáis daros cuenta de lo importante
que es la labor de todas aquellas personas que cada día aportan su granito de
arena para hacer este mundo un poco más humano y habitable.
Actualmente yo también soy
voluntario. Colaboro con ALUME (Asociación lucense de ayuda a enfermos
mentales), os copeo luego el enlace por si queréis conocer su trabajo. Imparto
un taller de Historia donde intento acercarles nuestro pasado. Tienen enfermedades
graves, la mayoría son esquizofrénicos y bipolares. Pero ¿sabéis cual es uno de
sus mayores problemas? …..Una enfermedad tan dañina como la que ya padecen…la
incomprensión. El estigma que les cuelgan muchas personas, el miedo, el rechazo
de la gente por su patología, la alarma que por ignorancia causa confesar ese
tipo de dolencias….Ese lastre que machaca su autoestima les daña tanto como la
propia enfermedad, pues les cierra muchas puertas y no les deja integrarse de
forma normalizada en la sociedad.
En este puto mundo ¿Quiénes son
los cuerdos y quienes los locos? Analizar un informativo y sacar vuestras
propias conclusiones. Me encanta ver
cuando pasan los meses y pregunto por algún tema pasado y ver que algunos lo
recuerdan…otros no, ¿pasa algo?..Pues no.. ¿Cuantos cuerdos lo recordarían?.
Juntos hemos avanzado desde la antigua Roma hasta
nuestros días tocando temas que a muchos de los cuerdos les sonarían a chino.
El otro día empezamos nuevo curso, es el
cuarto o quinto año que seguiremos avanzando, aprendiendo, riendo o
debatiendo. Yo sólo puedo desde aquí
expresar mi agradecimiento a todos ellos porque desde el primer día me acogieron
muy bien, haciéndome sentir muy cómodo. De su mano conocí una realidad a la que
hasta ese momento era ajeno y sólo espero seguir estando con ellos durante
mucho tiempo más.
En fin toda la chapa de hoy es
porque esta mañana me di cuenta de que en las próximas fechas, el 5 de
diciembre se celebra el día internacional del voluntariado…por si os surge
alguna oportunidad de colaborar con alguien..no la dejéis escapar, os enriquecerá.
Quili
Fantástico tu trabajo de colaboración y si no estuviéramos tan lejos, sería la primera en apuntarme a tus clases magistrales de Historia. Estoy totalmente de acuerdo con tus reflexiones sobre dónde comienza y termina la cordura y es estigma que cae sobre los "enfermedad mental".
ResponderEliminarNo dejes de buscarme cuando ingreses en el Hospital para revisión, Quili, me gustaría conocerte.
Aprovecho para añadir otro pequeño apunte al tema del voluntariado, si te parece bien y es el de los "Bancos de Tiempo" que seguro conoces aunque no se si hay en todas las ciudades y en Lugo.
Gracias. Conozco el tema de los bancos del tiempo. Aqui en Lugo lo puso en marcha nuestra asociación con el ayuntamiento. Pero no cuajó, no se si porque eran los primeros momentos de la crisis y todavia no había mucha demanda o porque sencillamente no funciono
EliminarQué buena experiencia Quili.
ResponderEliminarYo me imaginaba en tu lugar y ya me hubiese sido difícil reconocer que necesitaba ayuda. Porque el problema no sólo está en la necesidad de encontrar sino en la humildad de reconocer también que necesitamos.
Y una sociedad grande se construye así...
También con la posibilidad de la colaboración estemos donde estemos, hagamos lo poco que hagamos.
Muchas gracias por el post.
Horacio muvhas veces te encuentras en mogollon de situacionees que te tienen que echar una mano, pero a cualquiers, no solo nosotros.... y casi siempre hay alguien dispuesto a echarla. Un abrazo amigo
Eliminar