martes, 8 de octubre de 2013

Apuntes de un viaje III. Entre brujas, señoríos y quebradas


Sigo con el relato de nuestro viaje y aun no siendo mi intención que se asemeje a una narración por entregas, no queda otra que hacerlo así, puesto que aunque parezca que hay horas suficientes al cabo del día para ponerse a ello siempre surgen cosas que también hay que atender.  Por otro lado, escribir  sin urgencia aporta un buen ensamblaje de los recuerdos y un saludable ejercicio mental,  ya que si todos sabemos que la memoria es “efímera”, los que me conocéis ya sabéis que la mía es un autentico desastre.
 
 

Continuamos conociendo Navarra jugueteando con la climatología. Tuvimos suerte con  las tormentas que ese día habían decidido quedarse  por el sur mientras nosotros subíamos hacia el norte, de nuevo a escasos kilómetros de Francia.
Queríamos  conocer  Zugarramurdi, “el pueblo de las brujas”  y hasta  allí nos fuimos  haciéndole caso al navegador que nos la volvió a liar  llevándonos por carreteras que en algunos  tramos se tornaban de nuevo en sinuosas y estrechas calzadas,  donde muy generosamente cogía sólo un coche.

 
 
La ventaja de la equivocación  fue como bien señaló Maca ver paisajes increíbles con caseríos perdidos entre los valles  que yendo por la carretera “buena” no los habríamos podido ver. Pero de todas formas mi rebote con el tomtom, por diversas jugadas que nos preparó  en varias ocasiones,  duró casi hasta el final del viaje convirtiéndose la frase: “Voy a tirar el puto navegador por la ventana”  en habitual y casi diaria.
Estábamos en Zugarramurdi, el día era oscuro  y brumoso como las leyendas del pueblo. Hasta aquí llegó en 1609 la Inquisición,  que me imagino que en ese momento sería de difícil acceso y con pocos habitantes . A sus oídos habían llegado denuncias que hablaban de brujería y tratos con el diablo en los prados y cuevas cercanas por parte de algunos vecinos del lugar. Rápidamente se realizaron detenciones, ya que de sobra es sabida la “facilidad” con que los miembros del Santo Oficio obtenían las declaraciones inculpatorias aunque estas fueran auténticos disparates.
 
 

 
 

Al final 11 personas fueron quemadas en Logroño. Pero no acabo ahí la cosa,  el histerismo se desató y se convirtió en psicosis colectiva extendiéndose por todos los valles y pueblos cercanos y  la fiebre “brujeril” duró hasta 1614, donde al final hubo un edicto de perdón para las más 5000 inculpaciones (por terceras personas)  que  todavía existían,  lo que le dio el carpetazo final al más importante proceso de la historia de Inquisición española contra la brujería.  En mi tierra dicen que “ las meigas no existen,  pero haberlas hailas”, pero por aquí la gente de aquella época debía creer  ver brujas y demonios hasta en los pliegues de la camisa del vecino.
 
 
 
Es una bello pueblo entre montes, verdes prados, riachuelos llenos de encanto y frondosos bosques de hayas, robles, castaños y pinos  que invita a pasear por sus calles, contemplando la cuidada arquitectura tradicional de sus casas, aunque hay algunas calles de fuerte pendiente.
Existe un museo dedicado a las brujas del pueblo que tiene un pequeño escaloncito a la entrada, pero se puede salvar sin problemas. Una vez dentro hay ascensor y baño adaptado. Lo que ya no es viable a menos que tengas un montón de apoyo es llegar a la cueva.
 
 


La entrada natural tiene varios tramos con mogollón de escaleras, así que por ahí “na de na”. Pero ellos te hablan de un posible recorrido alternativo  a través de un camino que sale desde detrás de escuela y atravesando prados llega a un lateral de la cueva. Te comentan que a algunos les ha servido, mi consejo es que no os metáis por ahí a menos que vayáis acompañados de varias personas.
 Lo que yo no entiendo es que un pueblo que vive absolutamente del turismo no se hayan molestado es  pavimentar, ya que existe la posibilidad y además no precisa de una solución compleja sólo de unos camiones de hormigón,  ese itinerario hasta la cueva para las personas con movilidad reducida. Bueno la verdad es que últimamente no entiendo muchas de las cosas que vienen de los que velan por nuestro patrimonio o nuestro pasado.
 

 O sea que me quede a la puerta de la cueva mientras Maca la visitaba y hacía algunas fotos. Aparte de leyendas de brujas y contrabandistas el lugar es espectacular.  Una cavidad kárstica cruzada por una corriente de agua  llamada “regata del infierno”. Esperemos que algún día  a alguien se le encienda la bombilla y nos dé la posibilidad de poder visitarlas.
 
 
 
De vuelta a Pamplona yo quería parar en Elizondo para tomar un café y darme una vuelta por la localidad. Es un pueblo importante, capital de Valle del Batzan cruzado por el río del mismo nombre y rodeado de frondosos bosques. Sus palacios y casas nobles nos hablan de un pasado señorial. Pero yo tenía además otro motivo para conocer el lugar.
 
 
Hay veces que un buen libro nos atrapa desde la primera hoja porque  la descripción de los lugares donde se desarrolla la historia están magistralmente plasmados, de tal manera que lo estás leyendo y mentalmente estás visualizando de forma nítida, el río, el caserío o la niebla que los cubre a ambos.  Y eso me pasó a mi leyendo “El guardián dormido” de Dolores Redondo. Donde una inspectora  de la policía foral vasca, formada con el FBI, regresa a su localidad natal (Elizondo) en busca de un asesino en serie.  Además en la novela juegan un importante papel las leyendas y mitología de la zona. En síntesis, yo no soy de mucha novela negra, pero si las que leo son como esta ….¡¡.pues que vayan cayendo!!..
 
 
 
Por eso después de haber visualizado entre sus páginas todos esos parajes me dieron ganas de querer conocerlo. La ocasión se dio en este viaje y me asome al Batzan con una mirada marcadamente subjetiva….aunque el adoquín de sus calles espabilo mis cábalas y ensoñaciones  y me hizo algo agridulce la visita. Es complicado moverse pero bueno, de nuevo con un poco de paciencia y  algo de “meneíto” , visitarlo merece la pena.
 
 
 
 
 
El último día lo dedicamos de nuevo a movernos entre los pueblos pirenaicos. En todos ellos nos llamo poderosamente la atención lo cuidados que están, la uniformidad de sus casas y caseríos.  Parece obvio que en Navarra se ha llevado a cabo una política intervencionista a la hora de conservar la arquitectura tradicional, cosa que me parece muy bien y que me imagino que también estará acompañada de subvenciones para poder desarrollarla. Navarra es una de las comunidades más ricas de España, te das cuenta en un sinfín de detalles.
Rodábamos por el valle de Salazar, al Noreste, buscando el pueblo de Ochagavía que rodeado de altas cumbres y extensos bosques de hayas y pinos silvestres tiene fama de ser uno de los más bonitos de Navarra.
 
Desde luego la fama la tenía merecida, pero apenas pude atisbar el pueblo ya que como casi todos los pueblos pirenaicos hay un adoquinado bestial. Son pueblos idílicos pero para poder disfrutar de ellos, le tendríamos que acoplar a la silla unas ruedas 4X4. Dicho queda para futuros excursionistas  en Silla..¡¡La cosa por esos montes esta chunga!!
 
 
Y sin embargo en lugares que a priori nos daba la impresión de que estarían vetados para nosotros nos llevábamos agradables sorpresas, la mayor de ellas en Lumbier. Pueblo situado  más hacia el sur que anuncia la subida a los puertos pirenaicos. Al lado del pueblo hay una estrecha garganta, la Foz de Lumbier,  labrada por el río Iriati que da lugar a un paisaje agreste, salvaje, naturaleza en estado puro.
 
Existe un itinerario de varios kilómetros a través de la garganta de los cuales sólo es  plenamente accesible el primero  pero os garantizo que es suficiente para sentir la fuerza del entorno, mientras se escucha el rumor del río correteando, encajado  entre las altas paredes rocosas  y al alzar la vista al cielo ver a  buitres leonados sobrevolando nuestras cabezas.
 
 

 
 
 
Es un antiguo trayecto del ferrocarril, por donde transitó el primer tren eléctrico que hubo en España, ahora reconvertido en vía  verde. El trayecto accesible según las indicaciones finaliza después de cruzar el segundo de los dos túneles que hay. Pero no es exactamente  así porque la pavimentación de ese último túnel es de piedras toscas y guijarros en los que se te clavan las ruedas de la silla según entras.
Al entrar en el primer túnel, que es largo y más oscuro que el corazón del malo más malo de Hollywood Maca iba con algo de recelo, yo como una Moto..pues a mí me encanta meterme en verbenas así y  estaba flipando al pasar por esa  cavidad  escavada a golpes de pico a principios del siglo pasado. Resumiendo, nos gusto muchísimo y es uno de esos lugares que espero volver.
 
 
Cómo dije antes las sorpresas saltan donde menos te lo esperas. Después de visitar la Foz, eran casi las 3 de la tarde y  nosotros con un hambre del copón así que nos fuimos al pueblo a ver si encontrábamos algún sitio donde poder comer y resulta que casi todo estaba cerrado porque acababan de terminarse las fiestas…pero justo el único bar- taberna que estaba abierto era el  accesible,  con rampita a su entrada y al comedor y nos dieron de lo poco que les había quedado de las fiestas….pero todo muy bueno. “La Tieta” se llama, al lado de la Plaza Mayor, por si os coincide pasar por allí. Curioso y bonito pueblo Lumbier.
Y ya de regreso al Hotel porque había que hacer maletas (un monumento había que ponerle a Maca por las palizas que se dio. No es que yo vaya de Marqués por la vida pero está claro que el peso del viaje lo llevó ella).
Al día siguiente rodábamos hacía Levante
Quili
 
 
 
 

 

2 comentarios: