Hoy no toca ( uyyy..que mal suena
eso…. últimamente es una expresión que utiliza toda esta variopinta y golfa fauna política que nos ha tocado en suerte
cuando tienen que desviar preguntas incomodas)….mejor entonces decir, hoy no
continuo con el relato de mi viaje…lo dejaré para los siguientes post.
Aunque realmente no voy a dejar
de hablar de viajes, de visitas a monumentos, de lugares por descubrir……pero más
bien os dejare unas pinceladas sobre las
posibilidades de poder hacerlo, de hacer lo que normalmente hace cualquier
persona cuando pilla unos días libres y decide un destino hacia el cual viajar.
Cuando actualmente todo es tan
fácil, cuando desde mi ordenador y golpes de ratón podría planificar viajar hasta el fin del mundo e..(Importante)..regresar,
os aseguro que ¾ partes del tiempo que dedicase a esa planificación se
encaminarían a descartar lugares que me encantaría visitar y no va a poder ser
posible. Parte de ese tiempo seguro que también lo dedicaría a buscar una buena
oferta de hoteles donde alojarme, después de haber hecho una gran criba general
para quedarme con aquellos en los cuales
puedo entrar y por los que me puedo mover sin dificultad.
Yo que ya tengo muchos años sobre
ruedas a cuestas, recuerdo perfectamente cuando para poder entrar en la gran
mayoría de hoteles me deslizaba (o precipitaba) por rampas caseras
de madera o metal jugándome mi
integridad física, o donde te acababan subiendo a pulso mientras acojonado
cerraba los ojos pensado.. ¡¡que sea lo que de arriba tenga a bien disponer!!.
Entonces después de haber vivido todo eso, podría muy bien pensar..¡¡Pues oye,
no estamos tan mal como estamos en la actualidad!!.
Pero no es ese ni pensamiento por múltiples razones, la
principal: No soy conformista, son muchas las horas de mi vida invertidas durante muchos años buscando la
“normalidad” como vía principal para la integración y desarrollo de las
personas discapacitadas en la sociedad.
Cuando se fueron encarrilando y
solucionando los principales problemas de accesibilidad general que teníamos llego la hora de encarar el tema del turismo
accesible. Muchas personas en muchas ciudades fuimos trabajando por lograr ciudades
para todos, en compartir experiencias y en tratar de demostrarles a los poderes
públicos y a los privados, de que además
de materializar derechos sociales,
fomentar ese tipo de turismo podía ser rentable.
Y poco a poco las ciudades fueron
respondiendo a la demanda, los hoteles se empezaron a acondicionar (la legislación fue
determinante), museos y monumentos….mucho más los primeros que los segundos
derribaron sus barreras y abrieron sus puertas a todo el mundo.
Eso no quiere decir que esto se
haya convertido en un vergel, por supuesto que no pues hay muchísimas lagunas y
muchos retos pendientes. Pero es verdad que se ha evolucionado mucho y la
oferta de turismo accesible es cada día más amplia y fiable (que esa es otra ya
que una cosa es lo que te contaban y otra bien distinta lo que te encontrabas.)
Pero el tema más complejo y
que avanza a pasos de tortuga es el del patrimonio accesible. Yo tengo
meridianamente claro que querer es poder y que siempre (o casi) se puede buscar o habilitar una solución para
hacer un monumento accesible.
Siempre se debe actuar con el máximo respeto, con exquisito cuidado
de intentar causar el mínimo daño posible, pero también siempre se deberían
proyectar soluciones con la firme voluntad de materializarlas pues no son pocos
los proyectos que quedan como meros “ brindis al sol”
Y si no ahí está el ejemplo de
Atenas. Nunca pensé yo que la Acrópolis, un autentico nido de Águilas, llegaría
a ser accesible. Y sin embargo ingenieros y arqueólogos se estrujaron la
cabeza y después de un minucioso estudio
colocaron un ascensor que desde la
puerta de Propileos te sube al corazón
de los templos, y una vez allí arriba, diseñaron un recorrido para que las sillas de ruedas se desplazaran alrededor
del Partenón y del Erecteión
Yo lo tengo clarísimo, ahora
bien los técnicos de patrimonio de cualquier administración en este país siguen
dudando una y otra vez. Algunos hay de mentalidad ultramontana que
niegan el pan y la sal al que venga a alterar sus venerables piedras. Otros siguen pensando que al habilitar una rampa o una plataforma
elevadora se rompe la fisionomía del conjunto por no hablar de lo que se puede
alterar la “esencia” del pasado. Y alguno queda, y no lo tengo muy lejos de mi
casa, que de tantos años trabajando por la conservación del mismo monumento ya
lo llega a asociar como una prolongación del jardín de su casa, como su
particular e intocable Taifa.
Como digo, todavía hay algunos que tienen una mentalidad
numantina sobre esto. Pero obviamente no
generalizo, no me estoy refiriendo a
todo el gremio que quede claro, que se
que muchos están trabajando para que conservación y accesibilidad sean
perfectamente conjugables y lo hacen además muy bien . Lo que pasa es que llevo tanto tiempo lidiando
con ciertos ejemplares que a veces la mala leche me puede y hace que me cueste
separar el trigo de la paja.
Ocurre que cada día estoy más hasta los huevos de
ver mi ilusión esparcida por múltiples rincones de esta España nuestra, desde
los palacios de la Alhambra hasta fortalezas castellanas, de seguir quedándome con cara de póker a las puertas de muchos lugares emblemáticos. La paciencia
va con la edad y la experiencia…debería tener más y sin embargo cada año tengo
menos con estas situaciones y con las personas que pudiéndolo solucionar siguen
sin hacer nada al respecto.
Resumiendo y centrándome en el motivo
de este post, porque sobre estos temas yo me enrollo, me encabrono y me despeño por los cerros de Úbeda. El próximo día 8 de Noviembre desarrollaremos una
jornada sobre patrimonio y turismo accesible en el Museo Provincial de Lugo
(buenos amigos y gente muy concienciada la del museo), donde plantearan sus
ponencias personas que tienen experiencia y trabajan en este campo, donde pondremos sobre la mesa
todo lo logrado y todo lo que queda por hacer. Intentáremos que tengan la mayor
difusión posible para que lleguen a los oídos
(hasta que les piten un ratillo), de todos aquellos políticos, técnicos o
empresarios que son los que nos guste o no siguen teniendo la sartén por el
mando. Invitados quedáis
Quili
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