martes, 1 de octubre de 2013

Apuntes de un viaje II. Navarra


Dejamos Cantabria con alerta de tormentas en toda la zona norte de España e iniciamos de nuevo el viaje, cruzando el  País Vasco llegamos a Navarra sin que nos cayera una sola gota. Nunca antes habíamos estado allí y tal y como esperábamos  nos cautivó esa riqueza paisajística que  ofrece la región desde las cumbres pirenaicas hasta las planicies de la ribera.

Nos alojamos a 7 km de Pamplona, en el hotel Iriguiber de Huarte, un sitio estratégicamente situado entre las circunvalaciones de Pamplona que nos iba a permitir movernos con más facilidad tanto para ir a la capital como para desplazarnos por los alrededores. 



 Hojeando los típicos folletitos turísticos reparé en el escudo de la Comunidad Foral de Navarra  que me hizo recordar otro   viaje realizado hace ya unos cuantos años, cuando camino de Andalucía y una vez pasado el puerto de Despeñaperros,  salimos de la autovía en el pueblo de Santa Elena y recorrimos en coche por pistas forestales el escenario donde se libró la batalla de Las Navas de Tolosa, en la que  los reyes de Castilla, Aragón y Navarra derrotaron a los ejércitos almohades en 1212 , uno de los sucesos más importantes de la historia de España.
Según la leyenda este combate tuvo como episodio final el asalto  por parte de caballeros navarros al último reducto de la resistencia musulmana,  donde se hallaba el califa Al- Nashir fuertemente protegido por sus guardias más fieros y fieles,  que enterrados hasta sus rodillas en la tierra y sujetos unos a otros con fuertes cadenas,  estaban dispuestos a morir antes que retroceder. Los navarros los arrollaron  y volvieron a su reino con esas cadenas que los unían, las mismas que hoy presenta   el escudo de la comunidad.

A veces, cuando meto por el medio del texto alguna de estas historias que en su momento pienso, o creo que merecen un comentario no es mi propósito enrollarme como una persiana, lo que ocurre que en mi mente siempre caminan entrelazados pasado y presente. Cuando me fijo en un edificio, paisaje o entorno con algún significado especial no puedo evitar que las manecillas del reloj cronológico giren inversamente y me lleven a verlo preguntándome ¿cómo fue?, ¿cómo ocurrió?  o ¿cómo pudo ser? . El presente salta a la vista y no es más que el resultado final de múltiples circunstancias y avatares.

 
Pamplona nos sorprendió gratamente, una ciudad muy cuidada y moderna que deja entrever en muchos rincones su pasado medieval. Era sábado y las calles estaban rebosantes de gente porque Pamplona es una ciudad muy vital  llena de bares y caferías que yo vi llenitas y que me hizo pensar que la crisis no había golpeado allí con la misma fuerza que en muchas otras provincias. Es una ciudad bastante plana donde es fácil moverse con una silla eléctrica como la mía. Tiene el inconveniente del adoquinado del casco histórico, pero no es muy agresivo y en los laterales de las calles principales se atenúa un poco más.
 
 
Pateamos y disfrutamos de todas esas calles que siempre asociamos a los San Fermines: calle Mercaderes, Estafeta, la plaza del ayuntamiento etc.. Hicimos el típico recorrido que se hace en los encierros y la verdad que nos ha dado una perspectiva distinta de cómo los podemos ver en la tele. De todas formas no me veo yo ni ahora ni en los momentos de mayor plenitud física que en algún momento pude haber tenido…. corriendo delante de los Miura o Victorinos,  sintiendo su aliento en el cogote y el retumbar de su trote palpitando en los oídos.
 


Otro espacio que nos gusto mucho fue la plaza del Castillo, que puede incluirse entre  las  más grandes de España, rodeada de soportales como muchas ciudades del norte  donde destaca por su perfecta conservación y belleza el café  Iruña, fundado en el último cuarto del siglo XIX, uno de los rincones preferidos de Hemingway.
 
 
 Yo me imagino el revuelo que  en aquella conservadora Pamplona de los años veinte causo este gigante americano bastante amigo del vino, las broncas, las mujeres y las juergas que había venido desde París para hacer un reportaje de  “esa extraña fiesta donde los hombres corrían delante de los toros”. Desde ese momento su nombre quedo unido a la ciudad y el la hizo universal. Por cierto que se den una vuelta por el Iruña y tomen ejemplo todos esos técnicos de patrimonio, apóstoles del conservadurismo a ultranza, y vean de qué forma tan sencilla  se puede actuar y hacer accesible un edificio protegido.
 
El Parque de la Ciudadela es el pulmón verde de la ciudad, es digna de elogio la reconversión de la antigua fortificación militar en un amplio espacio de esparcimiento para los pamploneses, donde el griterío de los niños jugando ha llenado todos sus rincones y  sustituido a las voces metálicas  y duras  de las ordenes militares de antaño. Se puede recorrer con silla sin mayores problemas y además tienen baños públicos adaptados. Porque algo que me llamo gratamente la atención es que hay baños adaptados en todos los baños públicos de la ciudad y eso es algo que no lo he visto en ninguna otra ciudad de España. Ojala muchas siguieran este ejemplo.
 
 

Los días siguientes nos empezamos a mover por la Comunidad. Lo ideal de viajar es hacerlo sin prisas, priorizando los destinos pero sin ningún tipo de agobios ni urgencias por llegar aquí o allá. Disfrutando siempre de cada kilómetro, de cada paisaje, conversación o comida. Si algo de lo programado no se realiza, pues no pasa nada, queda en el tintero para próximas ocasiones. Y es que nuestro país es tan rico en contrastes, con un patrimonio cultural o natural tan inmenso que tendríamos que estar cada semana en carretera para intentar llegar a todos los lugares deseados.
 
 
Uno de los lugares más emblemáticos de todo el occidente europeo es sin duda Roncesvalles paso natural en los Pirineos entre España y Francia, durante siglos ha visto pasar desde legiones romanas o invasores barbaros hasta las tropas musulmanas camino de la derrota definitiva de Poitiers y sobre todo al mejor ejercito de Francia durante la Alta Edad Media,  el ejercito de Carlomagno.  Cuando una parte importante de las tropas ya se habían adentrado en el paso, las tribus vasconas de la zona se lanzaron contra su retaguardia mandada por el mejor caballero de Francia, el Conde Roland. Cuenta la leyenda que en ese lugar Roland hizo sonar su olifante de marfil para advertir al resto del ejército y, cuando él y los doce paladines imperiales fueron heridos, arrojó al agua su gloriosa espada "Durandal" a fin de que no cayera en manos del enemigo.
 
Esa derrota dio lugar a la creación de “La Chanson de Roland” poema épico que junto con nuestro “Poema de mío Cid” constituyen dos de las principales obras de la literatura medieval europea. En la “Chanson” se ha  mantenido la imagen del caballero Roldán tocando el olifante, hasta morir y a su emperador Carlomagno desgarrado al volver al campo de batalla y ver a todos sus hombres tendidos.
El siglo X es el del despegue definitivo de las peregrinaciones a Compostela y en Roncesvalles se ubicó un hospital para atender a los peregrinos que después de afrontar las duras jornadas del paso de los Pirineos llegaban al lugar. Posteriormente el espacio se complementaría con la colegiata de Santa María.
 
 

 
Todo este entorno es muy complicado para el visitante en silla de ruedas pues el duro adoquinado no da lugar a muchas algarabías pero con un poco de paciencia y mucho “meneíto” se puede llegar al menos hasta la fachada de la iglesia, pero no entrar en ella. Todo por allí es inaccesible.
Actualmente Roncesvalles es punto de partida del camino para muchos peregrinos, pero también y al igual que en los siglos anteriores tiene un significado especial para todos aquellos que cruzan los caminos de Europa en busca de la tumba de Santiago el Mayor. Pisan por vez primera tierra española y sienten más cerca la todavía lejana Compostela.
 
 
Se veía la ilusión reflejada en los rostros de todos aquellos que a píe o en bici seguían la ruta. La misma  que yo ya había visto innumerables veces al ir o venir de Santiago a Lugo, en los peregrinos que saliendo de Arzua estaban a punto de llegar a Compostela. Me adentré hasta donde las raíces de algunos árboles le impidieron a mi  silla seguir por el milenario sendero, sobra decir la sana envidia que sentí de todos aquellos.
Se nos acercó una chica latinoamericana para que le hiciéramos una foto al lado del letrero que indicaba la distancia a Santiago. Se la veía emocionada por el significado que para ella tenía el lugar. Nada sabía ni de Roncesvalles ni del camino hace algunos años hasta que cayó en sus manos un libro de Paulo Coelho  “El peregrino a Compostela, (Diario de un mago)”. Y desde que lo leyó,  llegar a conocer el camino se convirtió en algo obsesionante para ella. El primer paso lo acababa de dar al convencer a la persona para la que la trabajaba para que viajasen hasta allí. El segundo  sería peregrinar a Compostela, algo que no tengo dudas de que logrará.
 
Quisimos intentar llegar hasta Saint-Jean-Pied-de-Port primer pueblo francés, pero la densa niebla que había en  la subida al puerto de Ibañeta no  hacía recomendable tirar por esa tortuosa carretera.  Es curioso el fenómeno de la niebla en alta montaña, la rapidez con la que puede caer y cubrir el entorno. Allí la vimos bajar en nada y cubrir un paisaje que un poco antes estaba soleado y despejado.
Visto lo visto nos dimos la vuelta y pusimos rumbo a la selva de Iriati que es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, después de la Selva Negra de Alemania. Una inmensa mancha verde de unas 17.000 hectáreas que se mantiene en estado casi virgen. Se encuentra situada en el Pirineo oriental navarro, en la cabecera de los pirenaicos valles de Aezkoa y Salazar.
 
 
 
Pero no pudo ser, de nuevo la niebla nos jugó una mala pasada avanzando  justo en la dirección hacia la que nos dirigíamos nosotros. De nuevo decidimos dar la vuelta, la carretera era muy estrecha y tenía toda la pinta de estar todo cubierto unos km más arriba.
Pues nada, pusimos rumbo de nuevo  a Pamplona que nos recibió cayendo ya la noche en medio de una fuerte tormenta.
Quili

5 comentarios:

  1. ¡Preciosa ciudad y precioso rincones! Espero poder conocerla algún día. Tomo nota de tu cuaderno de Viaje, Quili. Gracias.

    Supongo que conoces a los de Equalitas y Silleros Viajeros ¿no?

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    1. Gracias a ti....si que los conozo, lo gestiona un chico con el coincidí en HNP durante una revisión. El proximo mes estaremos los dos como ponentes en una jornada de Patrimonio y turismo accesible en Lugo

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    2. Hacéis buena pareja "Quity" y "Quili" jejej

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  2. Bien Qiuli! Estoy viajando con ustedes!!
    Muchas gracias.

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  3. Gracias amigo. Con calma vamos recopilando recuerdos. Un abrazo. Besos a Clau

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