Dejamos Cantabria con alerta de
tormentas en toda la zona norte de España e iniciamos de nuevo el viaje,
cruzando el País Vasco llegamos a
Navarra sin que nos cayera una sola gota. Nunca antes habíamos estado allí y
tal y como esperábamos nos cautivó esa
riqueza paisajística que ofrece la
región desde las cumbres pirenaicas hasta las planicies de la ribera.
Nos alojamos a 7 km de Pamplona,
en el hotel Iriguiber de Huarte, un sitio estratégicamente situado entre las
circunvalaciones de Pamplona que nos iba a permitir movernos con más facilidad
tanto para ir a la capital como para desplazarnos por los alrededores.
Hojeando los típicos folletitos turísticos
reparé en el escudo de la Comunidad Foral de Navarra que me hizo recordar otro viaje realizado hace ya unos cuantos años,
cuando camino de Andalucía y una vez pasado el puerto de Despeñaperros, salimos de la autovía en el pueblo de Santa
Elena y recorrimos en coche por pistas forestales el escenario donde se libró
la batalla de Las Navas de Tolosa, en la que
los reyes de Castilla, Aragón y Navarra derrotaron a los ejércitos
almohades en 1212 , uno de los sucesos más importantes de la historia de
España.
Según la leyenda este combate tuvo como
episodio final el asalto por parte de
caballeros navarros al último reducto de la resistencia musulmana, donde se hallaba el califa Al- Nashir
fuertemente protegido por sus guardias más fieros y fieles, que enterrados hasta sus rodillas en la tierra
y sujetos unos a otros con fuertes cadenas, estaban dispuestos a morir antes que retroceder.
Los navarros los arrollaron y volvieron
a su reino con esas cadenas que los unían, las mismas que hoy presenta el
escudo de la comunidad.A veces, cuando meto por el medio del texto alguna de estas historias que en su momento pienso, o creo que merecen un comentario no es mi propósito enrollarme como una persiana, lo que ocurre que en mi mente siempre caminan entrelazados pasado y presente. Cuando me fijo en un edificio, paisaje o entorno con algún significado especial no puedo evitar que las manecillas del reloj cronológico giren inversamente y me lleven a verlo preguntándome ¿cómo fue?, ¿cómo ocurrió? o ¿cómo pudo ser? . El presente salta a la vista y no es más que el resultado final de múltiples circunstancias y avatares.
Pamplona nos sorprendió
gratamente, una ciudad muy cuidada y moderna que deja entrever en muchos
rincones su pasado medieval. Era sábado y las calles estaban rebosantes de
gente porque Pamplona es una ciudad muy vital
llena de bares y caferías que yo vi llenitas y que me hizo pensar que la
crisis no había golpeado allí con la misma fuerza que en muchas otras
provincias. Es una ciudad bastante plana donde es fácil moverse con una silla eléctrica
como la mía. Tiene el inconveniente del adoquinado del casco histórico, pero no
es muy agresivo y en los laterales de las calles principales se atenúa un poco
más.
Pateamos y disfrutamos de todas
esas calles que siempre asociamos a los San Fermines: calle Mercaderes,
Estafeta, la plaza del ayuntamiento etc.. Hicimos el típico recorrido que se
hace en los encierros y la verdad que nos ha dado una perspectiva distinta de
cómo los podemos ver en la tele. De todas formas no me veo yo ni ahora ni en
los momentos de mayor plenitud física que en algún momento pude haber tenido….
corriendo delante de los Miura o Victorinos,
sintiendo su aliento en el cogote y el retumbar de su trote palpitando
en los oídos.
Otro espacio que nos gusto mucho
fue la plaza del Castillo, que puede incluirse entre las más
grandes de España, rodeada de soportales como muchas ciudades del norte donde destaca por su perfecta conservación y
belleza el café Iruña, fundado en el
último cuarto del siglo XIX, uno de los rincones preferidos de Hemingway.
Yo me imagino el revuelo que en aquella conservadora Pamplona de los años
veinte causo este gigante americano bastante amigo del vino, las broncas, las
mujeres y las juergas que había venido desde París para hacer un reportaje
de “esa extraña fiesta donde los hombres
corrían delante de los toros”. Desde ese momento su nombre quedo unido a la
ciudad y el la hizo universal. Por cierto que se den una vuelta por el Iruña y
tomen ejemplo todos esos técnicos de patrimonio, apóstoles del conservadurismo
a ultranza, y vean de qué forma tan sencilla se puede actuar y hacer accesible un edificio
protegido.
El Parque de la Ciudadela es el
pulmón verde de la ciudad, es digna de elogio la reconversión de la antigua
fortificación militar en un amplio espacio de esparcimiento para los pamploneses,
donde el griterío de los niños jugando ha llenado todos sus rincones y sustituido a las voces metálicas y duras
de las ordenes militares de antaño. Se puede recorrer con silla sin
mayores problemas y además tienen baños públicos adaptados. Porque algo que me
llamo gratamente la atención es que hay baños adaptados en todos los baños
públicos de la ciudad y eso es algo que no lo he visto en ninguna otra ciudad
de España. Ojala muchas siguieran este ejemplo.
Los días siguientes nos empezamos
a mover por la Comunidad. Lo ideal de viajar es hacerlo sin prisas, priorizando
los destinos pero sin ningún tipo de agobios ni urgencias por llegar aquí o
allá. Disfrutando siempre de cada kilómetro, de cada paisaje, conversación o
comida. Si algo de lo programado no se realiza, pues no pasa nada, queda en el
tintero para próximas ocasiones. Y es que nuestro país es tan rico en
contrastes, con un patrimonio cultural o natural tan inmenso que tendríamos que
estar cada semana en carretera para intentar llegar a todos los lugares
deseados.
Uno de los lugares más
emblemáticos de todo el occidente europeo es sin duda Roncesvalles paso natural
en los Pirineos entre España y Francia, durante siglos ha visto pasar desde
legiones romanas o invasores barbaros hasta las tropas musulmanas camino de la
derrota definitiva de Poitiers y sobre todo al mejor ejercito de Francia
durante la Alta Edad Media, el ejercito
de Carlomagno. Cuando una parte
importante de las tropas ya se habían adentrado en el paso, las tribus vasconas
de la zona se lanzaron contra su retaguardia mandada por el mejor caballero de
Francia, el Conde Roland. Cuenta la leyenda que en ese lugar Roland hizo sonar
su olifante de marfil para advertir al resto del ejército y, cuando él y los
doce paladines imperiales fueron heridos, arrojó al agua su gloriosa espada
"Durandal" a fin de que no cayera en manos del enemigo.
Esa derrota dio lugar a la
creación de “La Chanson de Roland” poema épico que junto con nuestro “Poema de mío
Cid” constituyen dos de las principales obras de la literatura medieval europea.
En la “Chanson” se ha mantenido la
imagen del caballero Roldán tocando el olifante, hasta morir y a su emperador
Carlomagno desgarrado al volver al campo de batalla y ver a todos sus hombres
tendidos.
El siglo X es el del despegue
definitivo de las peregrinaciones a Compostela y en Roncesvalles se ubicó un hospital para
atender a los peregrinos que después de afrontar las duras jornadas del paso de los
Pirineos llegaban al lugar. Posteriormente el espacio se complementaría con la
colegiata de Santa María.
Todo este entorno es muy
complicado para el visitante en silla de ruedas pues el duro adoquinado no da
lugar a muchas algarabías pero con un poco de paciencia y mucho “meneíto” se
puede llegar al menos hasta la fachada de la iglesia, pero no entrar en ella.
Todo por allí es inaccesible.
Actualmente Roncesvalles es punto
de partida del camino para muchos peregrinos, pero también y al igual que en los
siglos anteriores tiene un significado especial para todos aquellos que cruzan
los caminos de Europa en busca de la tumba de Santiago el Mayor. Pisan por vez
primera tierra española y sienten más cerca la todavía lejana Compostela.
Se veía la ilusión reflejada en
los rostros de todos aquellos que a píe o en bici seguían la ruta. La misma que yo ya había visto innumerables veces al ir
o venir de Santiago a Lugo, en los peregrinos que saliendo de Arzua estaban a
punto de llegar a Compostela. Me adentré hasta donde las raíces de algunos
árboles le impidieron a mi silla seguir por
el milenario sendero, sobra decir la sana envidia que sentí de todos aquellos.
Se nos acercó una chica
latinoamericana para que le hiciéramos una foto al lado del letrero que
indicaba la distancia a Santiago. Se la veía emocionada por el significado que
para ella tenía el lugar. Nada sabía ni de Roncesvalles ni del camino hace algunos
años hasta que cayó en sus manos un libro de Paulo Coelho “El peregrino a Compostela, (Diario de un
mago)”. Y desde que lo leyó, llegar a
conocer el camino se convirtió en algo obsesionante para ella. El primer paso lo
acababa de dar al convencer a la persona para la que la trabajaba para que viajasen
hasta allí. El segundo sería peregrinar
a Compostela, algo que no tengo dudas de que logrará.
Quisimos intentar llegar hasta Saint-Jean-Pied-de-Port primer pueblo
francés, pero la densa niebla que había en
la subida al puerto de Ibañeta no hacía recomendable tirar por esa tortuosa
carretera. Es curioso el fenómeno de la
niebla en alta montaña, la rapidez con la que puede caer y cubrir el entorno. Allí
la vimos bajar en nada y cubrir un paisaje que un poco antes estaba soleado y
despejado.
Visto lo visto nos dimos la vuelta y pusimos rumbo a la selva de Iriati
que es el segundo hayedo-abetal
más extenso y mejor conservado de Europa,
después de la Selva Negra de
Alemania. Una inmensa mancha verde de unas 17.000 hectáreas que se mantiene en
estado casi virgen. Se encuentra situada en el Pirineo oriental navarro, en la
cabecera de los pirenaicos valles de Aezkoa
y Salazar.
Pero no pudo ser, de nuevo la niebla nos jugó una mala pasada avanzando justo en la dirección hacia la que nos
dirigíamos nosotros. De nuevo decidimos dar la vuelta, la carretera era muy
estrecha y tenía toda la pinta de estar todo cubierto unos km más arriba.
Pues nada, pusimos rumbo de nuevo
a Pamplona que nos recibió cayendo ya la noche en medio de una fuerte
tormenta.
Quili
¡Preciosa ciudad y precioso rincones! Espero poder conocerla algún día. Tomo nota de tu cuaderno de Viaje, Quili. Gracias.
ResponderEliminarSupongo que conoces a los de Equalitas y Silleros Viajeros ¿no?
Gracias a ti....si que los conozo, lo gestiona un chico con el coincidí en HNP durante una revisión. El proximo mes estaremos los dos como ponentes en una jornada de Patrimonio y turismo accesible en Lugo
EliminarHacéis buena pareja "Quity" y "Quili" jejej
EliminarBien Qiuli! Estoy viajando con ustedes!!
ResponderEliminarMuchas gracias.
Gracias amigo. Con calma vamos recopilando recuerdos. Un abrazo. Besos a Clau
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