martes, 22 de octubre de 2013

Viajando hacia Levante


Sigo con las impresiones y recuerdos del viaje de este pasado verano. Hacerlo es como seguir viajando, pues recordar siempre es iniciar un viaje hacia el interior de nuestra memoria o nuestra alma.

 Con todo colocadito en su sitio dentro coche dejamos Pamplona rumbo hacia Levante,  aunque como  no lo queríamos hacer directamente nos dimos una vuelta por esos mundos de Dios,  ya que hay muchas localidades, montes, valles, ríos y vaguadas entre ambas comunidades. Sitios que por una razón u otra quedan registrados en nuestra mente  y que a veces cuando pasamos cerca o no muy lejos pues aprovechamos para conocerlos.

Salimos a la autopista que une Irún con Cataluña con la intención de desviarnos a la altura de Zaragoza. Si hubiéramos tenido más tiempo,  aún haciendo más kilómetros  la habríamos pillado más arriba,  antes de Logroño para poder pasar, aunque fuera por autopista  por el desfiladero de Pancorbo. Otro lugar que queda en el tintero. Hay tantos lugares que dejamos en el tintero con la voluntad de poder conocerlos algún día, que mi duda está en saber …¡¡¡si habrá suficientes tinteros para albergar tantas cosas pendientes!!!

Nuestro destino final era Teruel y para llegar hasta allí deberíamos meternos en la autovía mudéjar.  Un original nombre el que le han puesto a esa vía que une Zaragoza con Valencia,  todo un reconocimiento a la arquitectura mudéjar de la zona. Ese era el camino más corto pero como comenté  más arriba dimos una pequeña vuelta para conocer un pequeño pueblo de la estepa aragonesa: Belchite.
El campo que se extiende entre Zaragoza y Belchite puede parecer desolador, pues como dije antes es estepario. Extensas llanuras desérticas, salpicadas de cerros con escasa vegetación que dan un conjunto de tonos verdes y ocres a lo largo de kilómetros y  kilómetros. Puede gustarle a uno más o menos ese tipo de paisaje, lo que está claro es que es un matiz más de ese multicolor arcoíris de   espacios naturales que tenemos la suerte de disfrutar en España. Reconozco que el primer pensamiento que vino a mi cabeza fue: “aquí tiene que hacer un frío de cojones cuando sopla el Moncayo en Invierno”
Desde antes de llegar al pueblo ya se atisban las viejas ruinas de Belchite. El pueblo nuevo se levantó a su lado después de la guerra civil por prisioneros republicanos. De hecho en sus proximidades se creó un campo de concentración. Franco prohibió que se tratase de reconstruir el pueblo viejo, quería que sus ruinas se perpetuasen para dar Fe de la “barbarie roja”. Después del conflicto hubo familias que no podían pagarse una casa en el pueblo nuevo y continuaron viviendo en el viejo hasta que en 1964 lo abandonaron sus últimos moradores.

 

Antes de ir pueblo viejo nos dimos una vuelta (y aprovechamos para comer ) por el actual Belchite y hubo algo que me hizo alucinar un montón: Un escudo de Falange, no en pequeñito..no, a lo bestia y sobre una fachada muy visible en una de sus principales calles. Desde mis años de infancia no veía uno así.

 
 Antes de la guerra  este  era un pueblo muy prospero, con un hospital,  bellas iglesias mudéjares, varios conventos y hasta un seminario. Pero la sinrazón humana lo devasto.
 
 
 En este lugar y a lo largo de 15 días se desarrolló una de las principales batallas de la Guerra Civil española.  La toma de Belchite era fundamental para las tropas repúblicas dentro de su ofensiva contra Zaragoza.  Los combates fueron durísimos en aquellos calurosos días de Agosto y septiembre de 1937. El constante cañoneo que sufrió,  combinado con bombardeos aéreos destruyó la mayor parte del pueblo.
 
 

 

La resistencia, combatiendo casa a casa, de las tropas nacionales junto a  vecinos del pueblo fue muy fuerte convirtiendo el asalto final en una sangría. La población civil sufrió mucho en Belchite, fueron más de 6000 los civiles y militares que perdieron su vida entre sus edificios y calles.

 

Belchite es un ejemplo de la barbarie humana. Estamos acostumbrados a ver por la tele ciudades devastadas por la guerra como pueden ser Sarajevo o cualquiera de las ciudades sirias machacadas estos últimos meses por la mala bestia de Al Asad. Pero ver todos esos edificios arrasados, todas esas calles por las que antaño fluía la vida y las risas de los niños, invita a la reflexión.  Cuando alguien, desde un destacamento militar  fríamente señaló con su dedo sobre un mapa este pueblo como objetivo militar, lo condenó a su sufrimiento, destrucción y  muerte.
 
 

Este mismo año se cercó todo su perímetro para evitar posibles accidentes por desprendimientos en sus derruidos edificios y sólo se dejó  un acceso por una antigua puerta que fue rehabilitada.  Eso impidió que yo pudiera moverme por alguna de sus calles pues el adoquinado medieval, encima en ligera pendiente, por el que es necesario pasar  para franquear la puerta era completamente insalvable para mi silla de ruedas eléctrica. Yo creo que en silla manual “en dos ruedas” y con ayuda si los podría salvar, pero con la mía..ni de coña. A Maca le permitieron entrar a tomar unas fotos. También prohibieron las visitas libres. Ahora sólo pueden ser visitas guiadas y en unos determinados horarios.
 
 
 
Pero nos ofrecieron la posibilidad de recorrer  un itinerario alternativo que bordea el recinto, pero debía ser en coche pues aquello está muy mal para moverse con una silla. Así lo hicimos, entre ruinas y lentamente,  pues repito que incluso en coche hay que moverse con mucha precaución. Nos podíamos parar  en  algunos sitios donde la zona se ensancha y podía bajar  yo del coche. 
 

Ese itinerario nos hizo darnos cuenta de las verdaderas dimensiones del viejo pueblo. Mires donde mires sólo ves ruinas de casas que antaño albergaban familias humildes, pero también de edificios de cierta importancia.   Impactos de metralla y de balas de todos los calibres, como si fuera algo inherente al desolado paisaje, son la triste decoración de aquellas construcciones que a duras penas se agarran a la tierra que contempló  la ilusión y el esfuerzo de sus moradores al levantarlas,  resistiéndose a convertirse definitivamente en polvo y olvido. 

 

Las bellas geometrías del mudéjar de sus iglesias se alternan con la huella del cañoneo, como si un ejército de termitas las hubiera carcomido. Excepto algún vecino que nos cruzamos, estábamos solos, el silencio apenas roto por alguna voz proveniente del pueblo nuevo y por el viento que en esa zona sopla con fuerza, era el único compañero de nuestra visita. Contemplar el pueblo fantasma de Belchite  invita a la reflexión y a compartir aquella desolada frase de un conocido y ya retirado político español: ¡Malditas sean las guerras y todos los que las provocan!.
 
 
El pueblo viejo de Belchite también es muy conocido por su fama de episodios “paranormales”.  Muchos investigadores han pasado noches entre sus ruinas intentando recoger “psicofonías” o testimonios “del otro lado”. El último fue Iker Jiménez  que le dedicó dos programas  (que están en la web de mediaset). Yo no entro ni salgo en este tema. He escuchado alguna de las grabaciones y dan algo de yuyo. La que más me ha impresionado ha sido la del recoge el ruido del paso de los aviones. Lo que tengo muy claro es que no me meto allí una noche a menos que me acompañe un destacamento de la Legión (con carnero incluido). Aquí os dejo un video de los muchos que hay en You Tube.
 
A apenas 5 kilómetros de Belchite y en la dirección que nosotros seguíamos nos encontramos con otro pueblo cuyo nombre nos transmite sensaciones radicalmente distintas. Fuentedetodos, El pueblo natal de Goya. Es un lugar que se ha volcado con el arte, todo en el gira sobre el pintor teniendo como principal referente la casa donde nació.
 Hay galerías de arte y talleres de grabado. Pero….prácticamente todo es inaccesible. El mismo pueblo por sus calles en pendiente es complicado para moverse en silla, pero merece la pena pasarse por allí y recorrer los rincones donde correteo de niño uno de los españoles más universales, Francisco de Goya y Lucientes que por abrazar la bandera de la razón, de la ilustración acabó sus días en Burdeos, exiliado mientras en España reinaba el mal bicho de Fernando VII.

 
Vueltos de nuevo a la carretera nos fuimos a buscar la autovía mudéjar, pero para llegar a ella tuvimos que cruzar los extensos campos de  las vides que manan el vino de Cariñena, una de la denominaciones de origen más importantes que tenemos. Como era Septiembre había cierta actividad que anticipaba la inmediata vendimia. Lo peor los 50 kilómetros hasta el cruce de la autovía por una estrecha y abombada carretera que hizo que fuéramos botando todo el santo trayecto.
 
Y nos pusimos dirección a Teruel, ya cayendo la tarde y  todavía con 200 kilómetros por recorrer..
Un saludo
Quili
 
 

 

 
 
 

2 comentarios:

  1. Yo había visto el programa sobre esos "fenómenos" de Belchite.
    Debe ser conmovedor pasear por esas calles. Las fotos son espectaculares.
    Te agradezco mucho la crónica.
    Un abrazo.

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